Friday, December 31, 2010

Momentos 2010

No quiero hacer un resumen de este año. Tampoco quiero un balance, ni nada por el estilo. Pero creo que si empiezo a escribir con la intención de hablar del 2010, es inevitable que aparezcan los recuerdos, esos pequeños (y otros más grandes) momentos que se quedarán en mi memoria y que en uno, dos o quince años más seguirán ahí:

- Pucón, las noches de karaoke, de mojitos, de bailar con desconocidos

- El encuentro con Rodrigo en la calle de Pucón.

- El 14 de febrero con Rocío, quien viajó desde Villarrica y tomó once en nuestra cabaña.

- Nico carreteando en la casa de mi tata

- El terremoto y el momento en que se cortó la luz para volver 8 días después.

- El centro de acopio que armamos en JGM

- Los cabros que conocí…

- La bebida que me compró

- Los pies hechos bolsa

- Acostarme en el pasto del Parque Balmaceda a escuchar música

- Nico y yo en el Baquedano, comiendo churrascos y con ataque de risa.

- Los Periomechones y esa tarde en los pastos con ellos

- Cumplir 21 años y no tener voz

- La “salida de chicas” (mi mamá, Caro, Luzma y yo) para celebrar mi natalicio.

- Las 7 lucas que me gasté en cervezas en el carrete de Sociales (y me las tomé yo sola)

- El Fashion Rock, una RARÍSIMA experiencia.

- Las coordinadoras de campus y mis actas con letra morada (Rox las ama)

- El libro que me prestó

- Conocer a Raoul Vaneigem y su obra. No exagero, me cambió la vida

- El ensayo que escribí

- Las crónicas urbanas y trabajar en Villa Olímpica.

- Todas las marchas

- La funa a Piñera. Aparecí en todos los canales y todos los diarios. Mi familia lo recibió con una resignada frialdad. Saben que me "perdieron".

- Las colombianas que me refugiaron en su peluquería, cuando yo huía de los pacos. Una persecución salvaje e injustificada.

- Mi primer año en el CECo y todo lo que eso significó: decirle adiós a las vacaciones de invierno, responder un promedio de 20 mails diarios con dudas de mis compañeros, pasearme como Pedro por su casa (?) por el Olimpo, organizar un montón de actividades, mandar otro montón de mails, informar, hablar, pasar por salas…

- Estar muy enferma. Odiarme por eso. Perdonarme. Cuidarme.

- El sushi que compartí con Josefa, y las conversaciones que nos hicieron más amigas.

- Los almuerzos con Amancay, los cafecitos, las conversas por msn, su atención, nuestra amistad.

- Beber alcohol en la vía pública con Eva, una de mis más queridas mechonas.

- El pañuelo que me dio un tipo en la micro. Me llamaba "preciosa" y me daba su número de teléfono.

- La comida china con @guillermojarpa

- El cumpleaños de Nico: chorrillanas, chelas y fiesta de los 90s. Correr con Romina a la pista a bailar “Suave” (del gran Luismi), ver a Nico Binder bailando la Macarena y el tipo que me miraba hasta que se acercó a regalarme un ron.

- Los más de 4 (después perdí la cuenta) terremotos que me tomé en la gran tocata PAN-FEL, también conocida como Battle of JGM.

- El sagrado vaso de fruta picada y miel que le compraba a los compas de Filosofía.

- El concierto de Álvaro Scaramelli, al que fui con Nico. Queríamos burlarnos y terminamos coreando cada hit.

- El carrete donde Elías. Ahí conocí a varios cabros de Ciencias.

- Cuatro días de carrete: el 18. Conocer a Tomás y Fabián, los antumapinos más motivados y tiernos que existen, y hacernos amigos tomando en la plaza Brasil.

- La fonda FAU. Pisar botellas rotas, reencontrarme con Romina, bailar toda la noche.

- Cada conversa en msn con Conny Bojanic (@queen__bitch), cada Báltica que le compramos al team Pelayo-Diego-Martín, cada confesión. Los pies de cueca en el ICEI. Las idas al @SNScafe

- Mi segundo año como ayudante de Arancibia. Hubo respeto y cariño mutuo entre el profesor y yo, y entre los muchachos y yo. Aprendí mucho.

- El carrete de aniversario ICEI, en el Centro Arte Alameda: todos demasiado borrachos, los vidrios empañados, la música de Madonna y Charly García…

- Las galletas de Miño.

- El sixpack de Stella Artois que compartí con Nacho, comiendo almendras (que trajo él) y chocolates (que compré yo)

- Cada conversación (por el medio que sea) con la buena de @pamdavinci

- Ver Que pena tu vida junto a Martín. La primera salida. No pudo ser mejor.

- La campaña de Mario concejero FECh.

- Conocer en persona a @Galdar y compartir un buen rato en el @SNScafe

- La conversación con Tito sobre situacionismo y sobre cómo el trabajo nos mata día a día.

- Que - en un rato gesto- Vera Meiggs permitiera que los Cinemechones votaran un paro en su clase. Llamó "segovistas" a los que votaron que no.

- La muerte de Beto

- La (fallida) invitación del querido Javi a conocer el patio de comidas del Portal Ñuñoa (?). Él, siempre tan lindo, quería que yo dejara de llorar.

- Ganar nuevamente el CECo, por sólo 5 votos. One more PAN.

- Simplemente, EL ABRAZO.

- Javi reemplazando “Papitour” por “Fletitour”

- La despedida de Felipe y Natybell.

- Una navidad llena de risas y chistes crueles.

- La última semana del año

- La antepenúltima tarde del año

- Otras cosas que no se pueden contar…


Wednesday, December 22, 2010

FIEBRE DE NAVIDAD

La mejor navidad de mi vida fue la del 2000. La pasé con mi mamá, en la casa. Recuerdo que fuimos a un Santa Isabel cercano a comprar todo para la cena, y aunque no tengo idea qué comimos, sé que entre las compras había champiñones. Creo que por eso los amo tanto. Después fuimos a la famosa misa del gallo. Yo estaba muy chica como para negarme, cosa que sí hice terminantemente hace un par de años. No quiero nada con la religión.

Esa vez, me dejó sentarme en la cabecera de la mesa. Conversamos mucho sobre libros, como hasta el día de hoy hacemos. Había una luz tenue. Aún armábamos arbolito, y sus luces llenaban el living de colores. A las 12, los regalos: lentes de sol –los segundos de mi vida, yo creo-, otras cosas que no recuerdo y El Caset Pirata, de Los Prisioneros. Ese es el disco en vivo que habían lanzado pocos meses antes, y que mi mamá me ofreció a cambio del Tributo. “En El Caset… cantan ellos. Es mejor, ¿no?", me dijo para convencerme. Claro que tenía razón.

Releyendo estos dos párrafos me doy cuenta de que quien los lea pensará que no es gran cosa, es una navidad más. Pero fue la mejor por la compañía de mi mamá, por la confianza, por la conversación, incluso por la comida, porque marcó mi historia como fan de Los Prisioneros, qué sé yo. Es fácil de sentir pero difícil de explicar. Le tengo cariño y es la navidad que más recuerdo, más que las navidades en Arica o las otras que he pasado aquí en Santiago. Simplemente fue la mejor, y ninguna le ha hecho (y quizás le hará) el peso.

Ahora es distinto. Uno crece y la navidad se transforma en un mar de gente en ferias repletas, en bolsas, en señoras sudorosas que corren tras la oferta de último minuto. Se convierte en las noticias sobre las compras de última hora, en los malls y sus ventas nocturnas, en el trabajo sin descanso. Este país hace que todo sea peor. Al mar de gente se suman los treinta y tantos grados de temperatura, la venta de bebidas para pasar el calor, las noticias sobre este tema, y vamos de nuevo convirtiendo todo en espectáculo. Como si la navidad en sí misma no fuera un gran espectáculo donde todo queda reducido a comprar. Me pregunto cómo lo hacen los papás de los niños para mantener la magia en medio de todo este caos.

Quizás era igual cuando éramos niños y no nos dábamos cuenta. Yo también recibía montones de regalos cuando era muy chica, no reniego de eso. El montón fue bajando con los años, claro está. El año pasado, por ejemplo, mi abuelo no me compró nada, porque instalaron la política de no meterse en multitudes. A mí me parece bien. Yo tampoco compré regalos para nadie, ni siquiera para mi mamá, a quien puedo regalarle algo en cualquier otro momento del año. Prefiero pasar estas fiestas relajada, con mi familia. Comer algo rico y compartir. Llamar por teléfono a la gente que me importa y así demostrarles que los quiero. Nada de compras desesperadas, de endeudamiento ni de sobreexigencia a los vendedores que trabajan sin descanso.

No quiero hacerme parte de una fiesta donde poco se celebra, donde todo el estrés queda en nada. La dinámica que ha adoptado la navidad no hace más que deshumanizarnos, y eso a mí no me interesa. Voy a resguardarme lo más que pueda.

Tuesday, December 21, 2010

11 en un ascensor



Hace unos días estoy haciendo una lista de cosas que quisiera hacer antes de irme pal patio de los callaos (?). Últimamente la vida se ha encargado de recordarme -recordarnos- cuán frágil es, que hay que aprovecharla y que cada momento, ya sea solo o con una persona, podría ser el último. La última vez que vi a Beto en la sala de computación es el ejemplo perfecto de esto que estoy diciendo, pero eso es tema para otra ocasión.

Hoy iba a ser un día no tan especial. Un día, simplemente. Hice una escala en el @SNSCafe para comprarme un jugo, conversé con uno de los compadres que atiende ahí (nos "conocimos" en persona) y buena onda. Después fui a la capacitación de Monitores UChile, y finalmente -eso creía yo- fui a buscar un cheque que me tenían hace como dos meses. Bacán. Estaba a punto de virar cuando me encontré con Turrón, Secretario General FECh, quien me preguntó si venía a la reunión de aranceles. Decidí quedarme. Al rato llegaron los demás de la mesa FECh y presidentes del Centros de Estudiantes, entre ellos José Reyes (alias "Cáncer"), un bacán que cuando me vio, me dijo "CECa".

La cuestión era en Torre 15. Yo, que he estado muy distraída, juraba que íbamos a una funa. Por eso decidí quedarme. Pero no, la cosa era una reunión en el piso 20. En un ascensor se subieron los de la FECh, y en otro los de Centros de Estudiantes (sí, yo soy Secretaria General del CECo 2011, por si alguien no sabía). Éramos 9. Cuando casi nos íbamos, llegaron dos compas más.


Todos apretados, empezamos a subir. Cuando íbamos llegando al piso 7, el ascensor hizo un ruido raro, y se quedó parado. Estábamos en el piso 5. Un gran "oooh" fue seguido de una serie de comentarios: "Cresta, estamos atrapados", "Somos 11 hueones en esta cuestión", "Cómo pedimos ayuda", etc. Hacía mucho calor, estábamos apretados unos con otros y no sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar ahí, lo que de inmediato nos llevaba a la pregunta por el aire. Once personas respirando haríamos que el oxígeno se fuera demasiado pronto.

Eran diez cabros, y yo. La única mina, que encima no encontró nada mejor que justo ese día ponerse faldita roja - la pollera colorá- sin calzas debajo. Joder. De a poco se nos fue pasando el urgimiento y pasamos a la risa, a decir que "Estamos bien en el ascensor los 11", que seríamos mártires de la educación pública, que moriríamos ahí, y que en nuestro nombre pondrían una placa conmemorativa. Risas nerviosas.

Mientras tanto, José apretó el botón de emergencias y explicó lo que estaba pasando. Unos minutos después llegó personal de la Torre a sacarnos y hacer chistes (-¿Cuántos son? - Once - Ah, sólo podemos sacar a diez). Un compadre y yo sacábamos fotos. Lograron abrir la puerta y salió el primer muchacho, Fabrizio Cuevas. Mientras, seguían los chistes sobre la cápsula Fénix y los mineros. Yo, que seguía sacando fotos, escuché que desde afuera decían "la mujer, la mujer". Se referían a mí. "No me puedo subir, ando con falda!", dije. "Qué te importa, o te vas a morir", me dijo José. "No me miren nada, ah?", dije antes de que Nico Flores, Presidente de Bachillerato me hiciera piecito, y desde arriba me tendieron las manos para subir. Fabrizio me ayudó. Después de mí, siguieron saliendo todos, guitarra de José incluida.


Afuera seguíamos con las bromas. Cuando salimos todos, dimos las gracias a nuestros rescatistas y subimos al piso 20. Por escalera, claramente.



Sunday, December 12, 2010

EL ABRAZO




Llegué recién a casa. Anoche fue El Abrazo. Tengo el pelo amarrado con un moño, pero aún así está todo desordenado. Tengo mis jeans, mis North Star, la cara sin maquillaje y quemada por el sol y lo mejor de todo: mi polera de Jorge González y Charly García.

(ahora, mis impresiones y recuerdos del grandioso día de ayer. No están en orden)


- Fui con @paulyprisionera, @luisortega90 y @jano_. La de ayer fue nuestra primera vez en cancha VIP. Después nos encontramos con @pipe_aravena y @natyruminot. Al raaato llegó @beatcamilo

- Justificamos (?) las 25 lucas que nos costó la entrada (en realidad costaba 46, pero nosotros aplicamos 2x1) aprovechando de sacar todo el bloqueador solar necesario para no quemarnos más de la cuenta. Era gratis.

- Maestros Los Bunkers, quienes abrieron El Abrazo, a las 15:20. Partieron con Pequeña serenata diurna + La exiliada del sur. Bonita versión de Quien Fuera, y los clásicos también fueron muy buenos, sobre todo Miño y Ven Aquí.

- Fue muy chistoso ver cómo Adrián Dargelos, a quien Los Bunkers invitaron a cantar Llueve sobre la ciudad no se sabía la letra y se dedicó a leerla. Lo único que conocía era el coro; en esa parte bailaba y hacía cosas, pero en las estrofas se instalaba al lado de Francisco y leía la letra que estaba en el teclado.

- La Pía del 2006-2007 hubiera alucinado sabiendo que Denisse Malebrán, Nicole y Javiera Parra cantando juntas. Pero la Pía del 2010 ya no raya con esas minas. Nicole fue mi primera ídola, cuando me enamoré de ella a los 6 años. Lejanos días: tenía del caset de Esperando Nada, un poster gigante de ella y me sabía todas las canciones. Ahora no. Lo mismo con la Malebrán, cuando estaba en Saiko y yo la adoraba. Para qué hablar de Javiera Parra, cuyas canciones me transportan de inmediato a los noventas. Ahora todo eso es pura nostalgia, y si bien bailé y canté Soy tu Agua, ya no es lo mismo. Es pasado.

- Igual salvó el cover que se mandaron de Símbolo de Paz junto a Fabiana Cantilo.

- Así y todo, creo que si defendían tanto eso de "ay, estamos sacando la cara por el rock femenino" debieron cantar alguna canción hecha por una mujer. Algo de Violeta Parra o Mercedes Sosa.

- Ayer me cayeron especialmente mal esas "cosas" que hace Claudio Valenzuela con su voz. Eso de cambiarle el tono a las canciones y decir cuestiones que ni se entienden me pareció un recurso muy gastado y que no venía al caso para un festival como El Abrazo, y sobre todo para ese momento de la tarde, donde todos queríamos saltar, no escuchar aullidos, gemidos y balbuceos. Mal elegido el repertorio, sólo rescato Cuando Respiro en tu boca, Fe ("Fail", como cantamos con Luchín) y A Perderse. Incluso creo que Mil Caminos -mi favorita- estuvo fuera de lugar.

- En lugar de Lucybell, hubiera preferido a De Saloon.

- Las minitz de Qué Pena tu Vida presentaron a Babasónicos y después, Nicolás Lopez y Eli Roth presentaron a Beto Cuevas. En ambos momentos me acordé de @mapc.

- Me quedé con las ganas de escuchar Los calientes en vivo. A falta de ese temón, bueno fue Irresponsables.

- El guitarrista de Spinetta era igual a @sebasecas. Bonito el rucio.

- Aún no entiendo por qué Fabiana Cantilo no tocó su máximo hit de la vida: Detectives. Por último, que hubiera tocado Mary Poppins y el deshollinador, o ya sé, ¡Mi enfermedad! Pésima elección, ¿alguien asesora a esa mujer?

- El cover que Joe Vasconcellos hizo de Alagados, de Os Paralamas do Sucesso fue uno de mis momentos favoritos de toda la jornada. Esa canción me hizo recordar a @mechtac

- Y cantó con Bahiano. Bacán.

- Grité como vil calcetinera con Beto Cuevas. Y ni siquiera lo encuentro tan rico. No es mi tipo (¿tengo un tipo?)

- Beto tocó Tejedores de Ilusión, Aquí y El Duelo. Como nunca vi en vivo a La Ley, tuve que conformarme.

- Esa pareja de rucios que llegaron cuando estaba tocando Spinetta nos arruinaron el momento, pero después era divertido ver cómo la tipa lloraba y él le cantaba las canciones al oído, peleaban y agarraban, ella seguía llorando con las canciones del Flaco y luego volvían a agarrar.

- Yo no quiero volverme tan loco (de Charly García) es una de esas canciones que lo dicen absolutamente todo. Fue bonito cantarla completísima.

- Había olvidado El Rap de las Hormigas, pero Charly la tocó ayer. Es un temón y volví al colegio y al 2001, a mi pieza soleada, mi radio de submarino amarillo, los casetes y Cuerdas Locales.

- Rezo por vos, Demoliendo Hoteles, No voy en tren... había una niña como de 10 años que se sabía absolutamente todas las canciones de Charly y Fito, pero no cantó ninguna de La Voz de los 80. Igual saltó y lo pasó bien con el show de Jorge. Ojalá a partir de hoy quiera escuchar a Lo Prisioneros.

- Me dieron ganas de ir a un carrete donde sólo se bailen canciones de Charly y otros masters de los ochentas. Le dije a los cabros y a ellos también les gustó la idea.

- Vi hartos cabros de Sociales que probablemente no me conocen, pero yo sí los ubico.

- Del ICEI: Chato, Fran, @jen_abate, @paulitersiana, @jsaezleal.

- Como dije al principio, me compré una polera en el stand donde vendían jockeys a 5 lucas (!). La polera me costó 7, y tiene a Jorge y Charly. Muy bonita. Acá hay fotos, por ambos lados:





- Ver a Fito en vivo fue una locura.

- Ciudad de pobres corazones me recordó las primeras biografías que leí de Fito y la historia de esa canción. Lo imaginé componiéndola, en realidad, haciendo ese disco completo.

- Mariposa Tecnicolor me llevó a 1995, a los 6 años, al colegio y su videoclip, que vi por primera vez a esa edad. Volví a verlo muchos años después y comprobé que no había olvidado el detalle de los girasoles. Fue una de las canciones que más disfruté ayer, siempre me conmueve.

- "A mí me gusta cantar, y me muero con Fabiana Cantilo" - Fito, en Circo Beat. Yo dije "uuuii". Fue instintivo (es que leí muchas biografías cuando era chica).

- Fabiana Cantilo estaba demasiado ebria. Era obvio. Cuando salió a cantar A rodar mi vida se le notó demasiado. A nosotros nos dio entre risa e incomodidad.

- Vivimos un concierto con lluvia, que nos empapó durante el show de Charly y nos hizo temer que se suspendiera todo y nos quedáramos sin ver al Master (Jorge González). Por suerte paró a tiempo.

- Conmovedor el video homenaje con el hashtag #fuerzacerati, y también fue lindo el cover que hizo Spinetta de Té para tres. Vi a hartos llorando.

- Calamaro tocó Paloma. Nada más que decir.

- De todas maneras, yo quería y sigo queriendo Para no olvidar.

- Cuando Jorge tocó me volví mono. Salté, canté, bailé y grité igual que en 2001, cuando vi a Los Prisioneros en el Estadio Nacional y tenía 12 años, y fue el día más feliz de toda, TODA mi vida.

- La caballerosidad no corre entre los rockstars, parece. Me dio lata, me sentí mal al ver a Jorge retirándose indignado porque Calamaro empezó su show y no lo dejó hacer su bis junto a Gustavo Santaolalla.

- "El conchesumadre que dirige El Mercurio... ¿cómo se llama?" - Jorge, refiriéndose a Agustín Edwards.

- "...Vas a la cárcel si no tienes que comer... pero si robas de verdad te hacen presidente de la república, si eres un verdadero ladrón"- Jorge, en No Necesitamos Banderas. Obvio que esa canción debía llevar un discurso, y qué discurso nos dio el master. Ahí me di cuenta de que lo extrañaba mucho, que sus palabras siempre son necesarias y que esa lucidez y esa sinceridad son propias de él, y ningún otro rockerito chileno nunca, jamás podrá siquiera hacerle el peso. Tampoco les interesa demasiado, ellos puro quieren cantarle al amor, al desamor y a las minitas. Lo único que les interesa son ellos mismos, ser shuperloquis y amados por sus fans. Cero interés por el puto suelo que están pisando y por la realidad que los rodea, de la cual se abstraen sin siquiera arrugarse. Ni un brillo tener músicos así. Hasta donde yo sé, el rock es rebeldía, pero el escenario actual nos muestra que los músicos -por lo menos los más famosillos- son pura sumisión, que no cantan para concientizar sino que sólo lo hacen para autosatisfacerse y anestesiar a quienes los escuchan. Ya, eso puede funcionar por pequeños y puntuales momentos (porque todos nos enamoramos y la sufrimos, etcétera etcétera), pero un país como este necesita otro tipo de discurso, un discurso contrahegemónico y masivo, como el que tiene Jorge.

- Sí: lo extrañaba mucho, mucho.

- Ayer estuve más de acuerdo que nunca con Emiliano Aguayo: Jorge es el único rockstar chileno.

- Me duele el cuello, me duelen los hombros. Apenas puedo mover la cabeza. Pero eso también me alegra.


Conclusión: ¿tiene que haber una?


En conclusión: escuché con el cuerpo. Y lo pasé increíble.


Thursday, December 09, 2010

Fin de semestre. Peor, imposible

A dos días del fin del segundo semestre, examino una entrada anterior donde escribí con bastantes expectativas, poniéndome ciertas “metas”. Cosas sencillas pero que me exigían ordenar mi vida, alejarme del borde del abismo donde la llevé el semestre pasado, cuidarme un poco más, demostrar un poquito más de interés por mi salud o si se quiere, parar con la autodestrucción a la que me había acostumbrado.

Era agosto y yo, chata y agotada por culpa de una toma de ramos a la que el adjetivo de “desastrosa” le queda chico, me propuse lo siguiente (sí, igual tenía fe):

- Almorzar decentemente todos los días.

- Dormir lo suficiente.

- Demostrar seguridad.

- Decir lo que pienso.

- Hacer las cosas bien.

- Y pese a todo, tener vida.

Y sobre eso, puedo decir: sí dije lo que pienso y la mayoría de las veces demostré seguridad. No almorcé decentemente (sigo llenándome con cualquier cosa, por lo tanto, la promesa que le hice a mi familia, a mi doctora y a mí misma se fue a la chucha), no dormí lo suficiente (todo lo contrario. Resultado: estar conectada a horas inverosímiles, andar quedándome dormida en casi todos los rincones y tener patéticos niveles de asistencia a clases), y creo que tampoco tuve mucha vida. Es cierto que me boté al traggoh unas cuantas veces, disfruté los viernes, la compañía de mis amigos y una que otra escapada a comer comida china, pero sé que todo esto no fue suficiente. Sé que he postergado a muchos amigos que me han tenido una paciencia tremenda, que tengo muchos cafés y conversaciones pendientes, y que mi cabeza tiene que vaciarse alguna vez y soltarse de tamaño estrés. Pero me cuesta demasiado. Si alguien leyó mis 5 Fragmentos podrá entender por qué es tan difícil.

(y no sé si hice las cosas bien, muchas veces me dediqué a apagar incendios…)

Ahora, fin de año es una tortura y no sólo por la cantidad gigante de trabajos que hay que hacer. Quejarse sólo por eso sería de mariquitas. Es todo. Es el ambiente, las tensiones, el cansancio, ir al mall a comprar un celular y volver a mi casa con ganas de llorar, es el sistema, el flujo permanente, la injusticia del día a día, la producción que no se termina nunca, las relaciones destrozadas, la falta de tiempo para verse, Internet que lo distorsiona todo, las mentiras, la sensación de que te esconden cosas, que alguien no te está diciendo la verdad, que las cosas no cuadran, que todo fue falso, que te equivocaste y ahora no sabes qué hacer con ese error, las recriminaciones, el miedo, las presiones… no quiero seguir enumerando, es todo. Todo lo que mencioné me ha afectado o me afecta de alguna forma y ahora me pasa la cuenta. Y de verdad es insoportable. El semestre se acaba y no nos da tregua. Nos destruye y nos pone a prueba.

¿El porqué de esta entrada? No sé, me salió. Hoy fue un día especialmente convulsionado. La ansiedad, que se junte todo, la noticia del suicidio de Roberto…