Friday, October 26, 2007

Los vi volver



Muchas cosas después de anoche. El sueño, el cansancio, la felicidad, me tenían extenuada. Y desperté aún sin poder creerlo: ya fue, ya vi volver a Soda Stereo.
Qué me importa hacer fila 7 horas, si los esperé 8 años. Ocho años de conocerlos, de escuchar sus canciones a todo volumen imaginándolas en vivo, de conseguir como fuera discos como Nada Personal, Canción Animal o Chau Soda e incluso, en una época más primitiva (por ahí por el 2001), grabar los temas desde el programa Cuerdas Locales (de Radio Zero) en cassettes que aún conservo. Y cantarlos todo el día.

Sabía que el día de ayer marcaría mi vida, y que luego del concierto no volvería a ser la misma. En esto, claro está, juega un papel preponderante el tema de la espera, y quiero hacer un paralelo con el regreso de Los Prisioneros, en el 2001.

En el caso de Los Prisioneros, si bien lo agradecí mucho y fui feliz como nunca había sido ni he vuelto a ser, sé que lo hubiese valorado mucho más si la espera por verlos hubiese sido mayor. Es cierto que fueron casi dos años de infinito amor y de verdadero sufrimiento por amarlos tanto y no poder verlos tocar, sólo por ser chica y no haber nacido diez años antes. Lo valoré, lo disfruté, lo consolidé como el día más feliz de mi vida, una vida mayoritariamente plana y sin grandes emociones, donde la música le hace electroshock y la hace ser lo que realmente es: vida. Una que dan ganas de vivir. Sin embargo, sé que todo ese disfrute pudo ser mayor, si la espera hubiese sido igual de grande. Esto es lo que pasó en Soda, donde los años de fanatismo fueron recompensados con la realización de un sueño por el cual sufrí creyéndolo imposible.

Parece que diez años curan todo: transcurrido este plazo, Los Prisioneros y Soda Stereo decidieron reunirse y dar la oportunidad a sus fans de volverlos a ver juntos tocando las canciones que los marcaron. Los fans veteranos vuelven a maravillarse, y nosotros, los más jóvenes, podemos ver, escuchar y sentir lo que nuestra juventud nos impidió. Y realmente es la felicidad máxima.

¿Que en vivo no se escucha con todo el cuerpo? Insensatos, no me vengan con huevadas.

Pero hablemos del concierto. Entré al estadio, me vi en la cancha y después de eso, desfilaron momentos y situaciones: horas de espera bajo el sol, calor, cansancio, dolor de cuerpo. Todo esto prácticamente sin comer, y en compañía de amigas y amigos que iban a hacer realidad el mismo sueño. Empujones, el incidente con las entradas sin código de barras, que nos hizo perder nuestro lugar al principio de la fila y nos obligó a cambiarnos a la fila de la Entrada 16, la rebeldía de Natybell ante la fuerza policial, el agua que nos tiraron y que nos salvó del calor infernal y que nos hizo reír en más de una oportunidad, gente que se sentaba y que hacía que tuviéramos que apretarnos más aún, nuestras puteadas hacia ellos, extraídas directamente del léxico particular y privilegiado de nuestro querido Tito (Insensato!, Adefesio de mierda!, Variopintos!, etc), correr, perdernos, citar frases de Gustado en el DVD El Último Concierto... en fin, prepararnos para lo que vendría.

A las 21:00 en punto, Soda salió al escenario a reencontrarse con el público de Chile, que los recibió con euforia, con histeria, con pasión. Tanta que mi pequeño cuerpo y el de mi amiga estaban siendo realmente aplastados. Imágenes Retro y Texturas (tercera y cuarta canción, respectivamente) fueron un verdadero infierno, donde me faltaba el aire, no podía respirar, y sentí que me moriría ahogada allí mismo. Es cierto que en los días previos declaré: el 24 me voy a morir, muero por Soda, etc., pero éstos eran hipérboles que no debían ser tomados en serio. No tanto, por lo menos. Le tomé la mano y nos lanzamos a la lucha por sobrevivir: a empujones, "por favor" y diversas maniobras logramos salir de una cancha que se hacía eterna. Nos fuimos a la parte trasera de ésta, donde sí veíamos a la banda, y donde podíamos tomar grande bocanadas del aire que anteriormente nos fue negado.

Cómo explicarles lo que fue escuchar todas esas canciones, viéndolos a ellos en el escenario, viendo la increíble puesta en escena, dando fin a ocho años de espera. Mientras lo vivía seguía sin creerlo; debí empinarme varias veces para verlos y decir "Sí, conchetumadre, estoy viendo a Soda Stereo!". El "Bienvenidos al Juego" de Gustavo marcó el inicio del concierto con Juego de Seducción, y después de eso, pura emoción.

Podría seguir por largas líneas hablándoles de lo que fue ayer. De lo que significó bajarme de la micro y escuchar en la prueba de sonido el comienzo fue un Big Bang y fue caliente. Llegué justo al ensayo, directo desde el ICEI, donde le dejé mi trabajo a un compañero y no me importó la clase de la Scherson. De los solos de guitarra de Gustavo, de la noche larga, del cumplimiento del sueño. Pero creo que se entiende. Todos en las mismas, todos felices. Con distintas expresiones, pero todos igual: unos bailando hasta prácticamente quedar tirados (léase: yo), gritando su amor por la banda (léase: yo), cantando absolutamente todos los temas (léase: yo), o simplemente sonriendo. Así es como vi a un tipo que estaba un poco más atrás de mí, a quien no vi cantar tema alguno, pero sí vi en su boca una sonrisa de oreja a oreja que nos reflejaba a todos.

Es verdad que faltaron temas vitales como Canción Animal, Ella usó mi Cabeza como un Revólver, Luna Roja o El Rito. Y es una ausencia que me duele, pero que (tengo fe en ello) algún día será compensada.

Quienes digan que el público no se prendió, mienten. Qué querían que hiciéramos? Saltamos y sí nos prendimos, luchando contra el agotamiento de horas de espera y calor, de la sed y del hambre que la música, con sus poderes curativos, mitigó. La música, que tantas veces me ha salvado la vida, me ayudó a olvidar estos pequeños dolores.

Qué lejano está el día en que supe que volvían Los Tres. "Ahora falta Soda", pensé. Y descarté este pensamiento, por considerarlo excesivamente soñador. Y mírenme ahora, feliz a más no poder.


SETLIST SODA STEREO- CHILE- 24 DE OCTUBRE:


- Juego de seducción (1985).
- Tele-k (1984).
- Imágenes retro (1985).
- Texturas (1992).
- Hombre al agua (1990).
- En la ciudad de la furia (1988).
- Pic nic en el 4° B (1988).
- Zoom (1995).
- Cuando pase el temblor (1985).
- Caja negra (1986).
- Trátame suavemente (1984).
- Signos (1986).
- Sobredosis de TV (1984).
- Danza rota (1985).
- Persiana americana (1986).
- Fue (1992).
- En remolinos (1992).
- Primavera 0 (1992).
- No existes (1986).
- Sueles dejarme solo (1990).
- (En) El séptimo día (1990).
- Un millón de años luz (1990).
- De música ligera (1990).
- Disco eterno (1995).
- Cae el sol (1990).
- Prófugos (1986).
- Zona de promesas (1994).
- Nada personal (1985).



Sunday, October 21, 2007

Conocer a Fran Valenzuela



Miren la foto, y no reparen en mi cara de cretina, porque es pura felicidad.
Ahí estoy con Fran Valenzuela! Sí, mi amada y adorada Fran Valenzuela, la autora de las canciones que ando cantando todo el día y donde quiera que voy, la que con Peces marcó un antes y un después en mí, a la que admiro y encuentro increíblemente hermosa, y la mejor...

Todo fue así: estábamos en la tocata de De Saloon, y la Dani me dice: Oye ahí está Fran... es ella, verdad? Y yo miré... y... oh, era ella! y vimos que iba a bajar (estaba en el segundo piso), y corrimos a alcanzarla. La saludamos (la abracé), y juro que no sabía cómo empezar a hablarle. Cuando logré decirle algo, fue un: Fran, no sé qué decir... lo típico: amo tu música... Y me dijo algo como Oh, qué linda y me tocó el brazo, y yo juro que moría, no lo podía creer. Y también le dije que cuando escuché Peces morí, y que luego con el resto de los temas terminé de amarla, que me identificaban todos los temas, etc... en realidad no recuerdo bien, es que estaba tan feliz que simplemente decía cosas, y Fran nos miraba y sonreía, y la Dani y yo nos sacamos fotos, y... ah, es tan maravillosa! Y nos dijo que la fuéramos a ver en vivo, y nos dio las gracias...


Y obviamente mencioné a la Romix. Le dije: Pucha, una amiga no vino... y Fran te juro que te amamos. Y ella solo daba las gracias... es tan linda!


Todo lo de arriba son las palabras de una pendeja muy feliz. Eufórica.
¿Es para tanto?